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Entonces el SEÑOR mandó a un hombre para salvar a Israel, los libró de los sirios y pudieron volver a sus casas como antes. Los israelitas no dejaron de cometer los pecados de la familia de Jeroboán que llevaron a Israel al pecado. Los israelitas siguieron cometiendo los mismos pecados y mantuvieron los postes de Aserá en Samaria.

El rey de Siria derrotó al ejército de Joacaz y destruyó casi todo. Joacaz quedó tan sólo con 50 hombres de caballería, 10 carros de combate y 10 000 hombres de infantería. Los soldados de Joacaz eran como la paja esparcida por el viento en el tiempo de la trilla del grano.

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